CAPÍTULO IV - La recogida
Durante el enfrentamiento espacial entre el Imperio Tau y los marines del caos, una de las naves más importantes, estratégicamente hablando, había sido prácticamente destruida provocando que comenzase a ir sin rumbo hacía un planeta que se encontraba por las cercanías de la batalla, consiguió escapar del frenético enfrentamiento, para acabar en la zona de órbita de un incursor imperial, que conforme localizó a su objetivo no tardó en dar la alarma a sus compañeros de tierra, que comenzaron a formar al batallón que comenzaría a destruir al enemigo que intentara oponerse a ellos.
El incursor recibió luz verde para abrir fuego contra la nave, los artilleros no vacilaron ni un segundo en abrir fuego, pues la orden la había emitido el Señor de la guerra, que no era otro que Roucco exacerdorio, el paladín del emperador de los templarios negros. la tremenda nave Tau comenzó a precipitarse sobre el planeta, junto con los restos que habían sido volados. Las cápsulas y las naves de emergencia comenzaron a salir despedidas desde el interior de la nave, con un objetivo claro, tocar tierra lo antes posible, aunque la sorpresa que se llevarían los guerreros Tau no tardaría en llegar.
Cuando las fuerzas del Imperio tau llegaron a tocar tierra, las armas de defensa de los marines ya estaban disparando al resto que todavía estaban por llegar, ya había llegado un buen contingente a tierra.
Las fuerzas de los Templarios negros, que ya se encontraban en el punto donde habían supuesto que iban a aterrizar las naves de emergencia, comenzaron a disparar y a abrir fuego contra el ejército Xeno. Los Tau tuvieron poco tiempo pero contaron con la ayuda de su nave, pues sin hacerlo intencionadamente, los restos que iban precipitándose a la superficie del planeta, iban generando un caos que no permitía que los marines mantuvieran una cierta coherencia, sin contar que llegaron a hacer una considerable cantidad de bajas.
Puesto que el campo de batalla se estaba convirtiendo en una lluvia de escombros y restos, el paladín del emperador no dudó en lanzar a sus hombres al combate, todos saben de la debilidad del Imperio tau a enfrentarse a un rival en combate cuerpo a cuerpo. Aunque los tau no cesaban en sus intentos de frenar esa marea negra, las poderosas armaduras, les mantenían protegidos de la mayoría de los ataques.
Cuando la batalla parecía que ya había llegado a su clímax, del cielo cayeron un par de objetos muy grandes, que el ejército Tau no tardó en reconocer de lo que se trataba, y comenzaron a emplear todas sus fuerzas en evitar que los marines les pusieran sus manos encima, aunque no lograron ese objetivo, pues llegó a un punto que los combatientes marines, se habían abalanzado tanto, que el general Tau presa de los nervios, erró a la hora de ordenar a un grupo de armaduras que se situase en un punto, que consideró óptimo para el control de los objetos, pero al final de la batalla, cuando ya muchas tropas Tau se batían en retirada, provocó que ese grupo de hombres tuviera que abandonar la posición o caer presos del enemigo, con lo que finalmente los Templarios negros dejaron al ejército Tau sin un poderoso aparato, o eso había pensado Roucco al observar el comportamiento de los tau al ver su impacto en tierra.
Por aquí os dejo algunas de las fotos de la partida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario