miércoles, 12 de agosto de 2015

Capítulo 13 - 40

Capítulo 13 - El virus



La flota enjambre, ya había tocado tierra en uno de los planetas, y como era de esperar, ya estaba comenzando a devorar todo lo que podían, aunque esta flota no era realmente el grueso de sus filas, pues el resto todavía se encontraba en el sector imperial, en el planeta donde lucharon contra las hermanas.

Nada más llegar lo primero que hicieron fue comenzar a crear nidos, para acelerar el proceso de creación de biomasa.

El único factor que no pareció importarles a los Tiránidos, es que se encontraban en un mundo, que los marines habían reclamado para ellos, y su emperador.

Los marines no tardaron en darse cuenta de las señales,  Roucco, comenzó a mandar patrullas de hombres para poder encontrar a los Tiránidos y no darles tiempo para crear un gran ejército.

Algunas de las patrullas se encontraron con pequeños grupos, a los cuales se enfrentaron y procuraron exterminar pronto, pero cada grupo era diferente al anterior, algunos de los marines se atrevían a decir que les parecían más fuertes, tampoco era de extrañar, pues es bien sabido, que la mente enjambre siempre busca crear al ser perfecto y mejor adaptado.

Pasaron muchos días, y muchos grupos, hasta que lograron sacar algo en claro, el nido, o la zona donde debían estar agrupados, se encontraba muy al norte, o eso pensaban, pues cuanto más al norte se iban, más presencia encontraban, incluso algún bicho más grande, como mantifex o guerreros tiránidos. Finalmente un grupo de marines, decidió quedarse en una zona, para asegurar su emplazamiento, antes de lanzar un ataque y así poder avisar a su señor y que liderase un gran grupo hasta allí.

Cuando Roucco escucho las noticias que sus hombres le traían, decidió que lo más oportuno era lanzarse, y cuanto antes, a parar esa plaga, pero su plan no reside simplemente en eliminar la amenaza, sino que además iba a darles la orden a sus hombres de que volaran los nidos y recogieran cepas de esa biomasa, para procurar conocer mejor a esa flota enjambre.

Cuando Roucco llegó al punto de reunión, encontró a todos los marines que habían decidido quedarse, muertos, sus cuerpos estaban destrozados, no había un solo miembro unido al cuerpo, ante aquella imagen, la furia de Roucco comenzaba a crecer.

Tras un larga hora avanzando lentamente, las fuerzas imperiales llegaron a la ubicación exacta del nido, cuando llegaron vieron al tirano enjambre rodeado de sus guardaespaldas, y demás monstruosidades, el suelo tenía 6 huecos enormes en los cuales, vieron como algunos tiránidos se introdujeron rápidamente.

Los marines se apresuraron en dirigir sus esfuerzos a destruir los nidos, pero para su sorpresa, cuando intentaban acercarse los gantes que había dentro, les salían para cortarles el paso, incluso algunos marines caían al suelo de repente, sin ninguna explicación aparente.

Los bólteres no cesaban de disparar, mientras los monstruos seguían corriendo hacia sus presas, incluso un Dreadnought intentó abatir al tirano, pero finalmente el intento falló, gracias a que la vil criatura, concentró toda su fuerza en único ataque con el que logró abatir la tremenda máquina.

Un mawloc fijó sus subterráneos ataques contra la escolta de Roucco, un poderoso grupo de exterminadores, que conforme desembarcaron del Landraider, notaron cómo temblaba el suelo y comenzaba a hundirse, y ellos junto a él, siendo devorados por el mawloc bajo tierra, aunque muchos de ellos tuvieron suerte y pudieron escapar.

Los tiránidos amenazaban por todos los frentes, tanto el aire, la tierra como el subsuelo. Los templarios por su parte seguían la directriz de su general, pasara lo que pasara debían poner esas cargas.

Rodolfo, el líder de esa flota enjambre, se notaba que estaba molesto, pues iba gruñendo al aire y provocando a sus tropas, para que reaccionaran. Aunque los marines, ya habían cogido la ventaja, ya que habían conseguido hundir un par de nidos, alguna baja les había costado, pero eran un precio justo, para vengar a sus hermanos y acabar con la amenaza tiránida, en ese planeta.
Finalmente los pocos Tiránidos restantes, comenzaron a retirarse, hacia el interior del planeta, los marines intentaron seguir el paso, para finalizar la caza, aunque no tuvieron éxito, eran demasiado veloces, para ellos.
Roucco por lo menos sabía que contaba con una amenaza latente, y era algo que debía controlar y no dejar correr, pues era cuestión de tiempo que el resto llegase,  aunque ahora habían podido marcar una victoria a su favor, el futuro podría no ser tan positivo.





 


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