miércoles, 12 de agosto de 2015

capítulo 13 - Fantasy

Capítulo 13 - Una llegada inesperada


La guerra había asolado todo el Viejo, los vientos de la magia se hallaban más descontrolados que nunca, incluso grandes figuras de muchas razas habían muerto, el fin estaba cerca.


Nuestros héroes llevaban muchos meses sin recibir noticias de las ciudades, ni sus reinos. Ni la nueva tierra, en la que se hallaban nuestros héroes, se libraría de los azotes, había surgido de la destrucción y la guerra, y parecía tener cierta afinidad con esos términos. En las últimas semanas, su actividad geológica se había disparado, volcanes en erupción, terremotos… Incluso la propia magia se había vuelto muy hostil, por muy buen hechicero que fueses, todo estaba descontrolado, loco, ilógico.


Entmanuel podía notar como la propia naturaleza se volvia más hostil contra su pueblo, en cuanto al general ochando, no se fiaba de las profundidades, que tantas veces les han dado cobijo, en el campamento de los muertos, reaper parecía poder medio controlar su enfermedad, pero los muertos estallan y se desploman sin ninguna razón, finalmente hasta el príncipe demonio dejó de escuchar las voces de sus amos… Eso no podía ser un buen presagio.


Mientras tanto en el viejo mundo la gran batalla final se estaba desarrollando, los grandes héroes, se lanzan los unos contra los otros, en el clamor de un campo de batalla que hacía eones que no se conocía, las grandes alianzas se volvieron a forjar, todos luchaban por un final deseado y ansiado, pero realmente ninguno de ellos había vislumbrado lo que de verdad estaba a punto de pasar…


Al otro lado del mundo, nuestros generales se encontraban reunidos con sus mejores consejeros, necesitaban encontrar un punto para poder mantenerse a salvo de la actividad del territorio, se volvía más y más peligroso con cada hora que pasaba. Todos parecieron ponerse de acuerdo en una cosa, debían intentar localizar la zona más segura, pero lo que no sabían es que esa zona ya la conocían, pero  no lo sabrían hasta el final.


Los generales habían mandado espías a otros campamentos, pues imaginaban que al igual que ellos, el resto de fuerzas iban a preocuparse de encontrar un punto seguro, dentro de aquella salvaje tierra. Efectivamente todos se centraron en el mismo punto, pues parecía que nada había afectado a ese lugar, pero claro, todos ellos iban a encontrarse con un pequeño problema… Sus rivales, por lo que llegar a un supuesto lugar seguro, que pudiera convertirse en el peor de los escenarios, y no ya por desastres naturales, sino por las armas y manos de sus enemigos.


El general caótico comenzó a urdir un plan, para asegurar la supervivencia… Su supervivencia, hizo que uno de sus lacayos fuese al campamento No muerto y le expusiera el plan a Reaper, pues sabía que el No muerto no dudaría en prestar su espada, mientras hubiera sangres y cuerpos que aplastar. El demonio lo había planeado perfectamente, iba a utilizar la el odio que sentían ambos generales, elfo y enano, a su favor, para finalmente acabar con TODA resistencia, Reaper no iba a ser más que un títere para él. Algo iba a ser seguro, el caos iba a prevalecer, pues los poderes ruinosos le habían mostrado una imagen, donde el demonio era ascendido hacía los cielos.


Ahora tocaba conseguir el paso más importante de todo el plan, debía conseguir que los enanos y el elfo cumnplieran su parte, era la parte mas complicada del plan, conseguir que ejércitos que siempre habían sido enemigos, se aliaran con cada uno de ellos, era una medida muy desesperada, pero porque no iba a surtir efecto, en un escenario como aquel, la tierra iba a colapsar y todos iban a morir, si había una opción de sobrevivir, la usarían, los defensores de la vida son demasiado incautos.


K’alet había ordenado a otro de sus hombres que partiese hacia el campamento elfo, y le presentase su propuesta al general elfo. Una vez llegó al límite del campamento silvano, el bárbaro alzó una bandera blanca, en son de paz, o eso esperaba que entendiesen los elfos.


Uno de los forestales ya había estado siguiendo al bárbaro desde hace rato, pero el hecho de ver esa bandera y que estuviera solo, le chocó mucho, había intentado averiguar si se trataba de una trampa, pero parecía que realmente venía a presentar su rendición, o al menos algo buscaba, pero no llegaba entender el qué, no dudó en avisar a Entmanuel, quien galopó veloz a lomo de uno de sus caballos, al llegar al punto donde se encontraba el bárbaro, el salvaje hombre todavía seguía allí, ambos sabían que si no se había atrevido a pasar, era por el miedo y prefería esperar a que los elfos se mostraran ante él.


Entmanuel no dudó, y salió de la espesura del bosque, con paso firme y postura altiva se dirigió hacía el soldado que allí se encontraba. El bárbaro, vaciló, no sabía si debía mantenerse allí, pues los elfos silvanos eran conocido por sus frías formas, ya que tan pronto eran los mejores huéspedes como podían convertirse en los más sádicos y enfermos, de todos, pero K’alet le había ordenado que fuese e hiciera de emisario, así que, debía arriesgarse.


Cuando Entmanuel estuvo delante del bárbaro, se dirigió a él de forma autoritaria:


Habla”


El bárbaro comenzó a transmitirle el mensaje que K’alet le había dicho:


Mi Señor solicita, un pacto de paz.


Quiere unir fuerzas con vosotros, como bien sabrás, todos los ejércitos nos dirigimos al mismo punto, y para evitar un excesivo derramamiento de sangre, mi señor pretende unir fuerzas con vosotros, ambas armadas si luchasen juntas podrían asegurar una victoria, y el futuro de nuestros compañeros y hermanos.”


Entmanuel dudaba de las palabras del guerrero, pero no podía notar que hubiera mentira, parecía que pretendía aliarse con ellos realmente.


El bárbaro continuó hablando:
“También me ha dicho que puesto que sabe que dudareis de su palabra, me pidió que te entregase esto, una cuchilla que simboliza la unión y la alianza de las fuerzas caóticas, también conocida como “la cuchilla de los hermanos”.
Además creo que es mejor aliarse con nosotros, que arriesgarse a ser traicionado por los enanos, ¿cierto?”


Entmanuel se sintió un poco ofendido, sabía que esas últimas palabras venían de cosecha propia del salvaje, pero era cierto, su redecilla personal con el enano, había provocado numerosas bajas y daños en las filas, y eso dificultaría que un ejército colarobase con el otro.


Lo meditaré.” respondió el elfo.


Los hombres de Entmanuel se quedaron perplejos, ¿aliarse con el caos?, eso sí que era algo realmente impensable.


Cuando Entmanuel observó los rostros de sus hombres, les puso un mano en el hombre a cada uno y comenzó a decirles:


“Se que ahora mismo estáis un poco perplejos, pero no os preocupéis, en caso de que responda afirmativamente, tomaría medidas. Pero no olvidéis hermanos, que estamos en una situación desesperada, y como bien han remarcado ellos, ¿Qué pasaría si todos nos encontrásemos allí, y comenzásemos a pegarnos y batallar?”


Los hombres de Entmanuel, no le envidiaban, en estos momentos, es cuando te das cuenta la importancia de las decisiones, que toma un general, y da igual lo que pase, toda elección conlleva represalias mortales.


Por su parte Reaper ordenó a Krolack que marchase al campamento enano, para así comenzar con su treta, Krolack tardó en llegar al campamento enano, pero ser un nigromante con más de 100 años tiene sus desventajas, y ser lento era una de ellas. Finalmente llegó hasta las puertas del campamento, le extrañó no ver a ningún enano por los alrededores, dudó si golpear la puerta o gritar, sabía que se encontraba en una situación delicada, y los enanos no son una raza excesivamente comprensiva.


Finalmente, decidió llamar a la puerta, estuvo esperando un largo período de tiempo, pero finalmente un enano apareció, cuando reconoció lo que había llamado a la puerta, dio la voz de alarma, rápidamente, Ochando y todos sus hombres se dirigieron a la puerta, cuando Ochando observó al viejo nigromante, le gritó:


¿Qué estás haciendo aquí?”


Krolack no dudo en responder:


Mi Señor enano:


Mi nombre es Krolack y soy el emisario, de mi señor Reaper, vengo en son de paz y me gustaría proponerle y contarle, aquello que me han pedido que le diga.”


Ochando no sabía qué hacer, el nigromante parecía venir solo, y todos sabían que antes de que consiguiera lanzar nada o bien sus hombres lo matarían, o incluso él mismo podría disipar toda la magia que pretendiese realizar. Así que decidió dejarle hablar, que un señor vampiro envíe a uno de sus magos, implica que o está desesperado o un gran mal se acerca.


Adelante.” le ordenó que hablase.


Krolack comenzó a exponer lo planteado, se notaba que ya había negociado y su arte en la dialéctica era basto, incluso pudo notar que algunos enanos llegaron a fruncir el ceño, proseguía con su discurso, dejando el tiempo suficiente para que las ideas pudieran procesarse y entenderlas.


Ochando supo que estaba tratando con alguien que era un negociador nato, y aunque notaba que había algo que no terminaba de cuadrar, la idea no le pareció muy mala, es más la parte en la que le ofreció la cabeza del elfo, admitió que le gustó.


Por ahora los planes de K’alet, estaban funcionando, la parte del No muerto había dado frutos antes de los esperado, ya que al poco de volver Krolack, Reaper le envío un mensaje a K’alet contándole todo lo logrado. Ahora solo faltaba Entmanuel, se podía manejar que se hiciese una alianza en contra el elfo, pero quedaría mejor, si fueran dos bandos.


El momento había llegado, todos partieron hacia su destino. Pero antes de partir, un tremendo estruendo vino desde el otro lado del mundo, hizo temblar todo, el sonido ensordeció a todos los hombres, los animales salían corriendo, ignorándose los unos a los otros, incluso en el horizonte parecía tener un extraño movimiento, nuevamente  el silencio se hizo con todo el mundo, para finalmente dar lugar a una nueva explosión, que daba igual donde estuvieras, un enorme pilar de luz surgía de una zona que parecía provenir del imperio del hombre, y una gran onda de luz fue recorriendo todo el Viejo mundo.


Cuando la onda alcanzó Nueva lustria, todo comenzó a explotar, el mar parecía que caía en una especie de agujero, pues un gran remolino surgió de la nada, los árboles comenzaron a incendiarse, se podían observar puntos rojos dirigiéndose hacia el mar, y muchos mas sitios, ¡Eran meteoritos!


¿Qué estaba sucediendo? Era la pregunta que todos llevaban en su cabeza, porque el mundo parecía fuera de control, es más parecía que estaba siendo consumido.


Todos se apresuraron en llegar a la zona que habían encontrado, como segura, pues aún con todo lo que ocurría, seguía intacta.


Cuando los cuatro ejércitos se situaron allí, todos los generales sabían que era la hora de una última batalla, pues ninguno de ellos iba hacer por dejar al resto quedarse, el viento arrastraba la arena, la ceniza, el humo… El paisaje era apocalíptico, todo bajo sus pies se estaba derrumbando, la selva que cuando llegaron era exuberante y frondosa, ahora se estaba convirtiendo, poco a poco, en gigantesco incendio, se podía escuchar aullar a los animales que estaban siendo quemados vivos, el suelo continuaba resquebrajándose, agrietandose y abriéndose.


Entmanuel, finalmente levantó la daga, como muestra de que había aceptado la propuesta del demonio, así que no debía retrasarse, el combate debía comenzar.


K’alet alzó el vuelo, y comenzó a gritar, moviendo los brazos para dar señales a sus hombres de que iniciaran el combate, las fuerzas del caos se lanzaron como salvajes contra sus enemigos, los enanos al observar este avance, no dudaron, e imitaron la salvaje horda, los elfos comenzaron a situarse cerca de sus improvisados aliados, si ellos conseguían mantener al enemigo entretenido, sus flechas podían encargarse de otros blancos.


Ochando iba gritando y animando a sus hombres:


“¡Hermanos!


Si este va a ser nuestro último combate, porque el mundo se está acabando, ¡dadlo todo! Ganaros un lugar junto a los grandes héroes de nuestra raza, demostrar la valentía que tenéis, rubricar un final digno de los mejores cantares.


¡Golpead con fuerza, que vuestros escudo no cedan hasta romperse y que vuestro cuerpo deje de combatir, hasta su hora final!


¡Recordad y recordarles lo que significa, ser enano!”


Las fuerzas de Ochando se lanzaron al combate, con un furia que hacía tiempo, que no era observada por los enemigos de los enanos.


Los combates se sucedían uno tras otros, los cañones no cesaban de disparar, incluso los generales se habían lanzado los primeros a los combates. Las fuerzas caóticas y enanas, fueron los que se llevaron la peor parte, mientras tanto, los elfos silvanos y los No muertos se quedaron por detrás, parecía que Reaper estaba muy impaciente, por llevar a cabo el plan, en cuanto a Entmanuel, no sabía lo que iba a pasar.


Cuando la batalla estaba llegando a su clímax, un enorme meteorito, cayó impactando al suelo, todos se asustaron, pues la roca comenzó a fundirse rápidamente, el meteorito fue una buena distracción, así que K’alet dió la señal para comenzar con el plan. Así que Reaper comenzó a traicionar a su aliado, y ordenó a sus tropas que atacasen contra los enanos y los elfos, sabía que al caos aún no podía pegarle la patada, debía ser paciente.  


Cuando Entmanuel se dió cuenta de la situación, ordenó a sus hombres que hicieran blanco en K’alet, traicionarlo así…
Una lluvia de flechas impactó en el demonio, provocando que se derrumbase al momento, las tropas caótica siguieron con su combate, pero lo que Entmanuel no esperó es que un grupo de ballesteros, abriese fuego contra él, ¡Los enanos están locos!, fue lo que pensó, siendo traicionados y aún así dejándose llevar por sentimientos.


Reaper rápidamente dejó fuera de juego prácticamente todas las máquinas de guerra de enanas, pero cuando la situación no podía ser más caótica, uno tremendo hueco se hizo en la montaña, llevándose consigo, enanos, elfos y muertos, que fueron aplastados y sepultados por la inmensa cantidad de rocas, parece ser que los meteoritos que no dejaban de caer, habían afectado la estructura de la montaña.


Los ejércitos estaban muy diezmados, excepto los No muertos que se habían dedicado a invocar todo el número de hombres que les fue posible. Todos los generales habían caído, excepto Reaper que había preferido mantenerse detrás de su fuerzas, finalmente el combate se cerró en un lado de la montaña, pero un meteorito mucho más grande impactó de nuevo en la montaña provocando que todo se derrumbase exceptuando una parte, donde aún quedaban un poco de tropas, pero ahora el asombro de muchos soldados fue enorme… Estaban luchando en la misma montaña en la que empezaron la contienda, debajo de toneladas de arena y rocas, estaba el templo que un día intentaron conquistar, ¿Cómo podía ser eso? Nunca se habían dado cuenta de que la tierra cambiase, en cambio había metros hasta el templo, cuando todo parecía perdido, ya que otro gran meteorito, se dirigía hacía allí, un trueno impacta en él volatilizando, al momento.


Todos los soldados se quedaron bloqueados, no podían creer lo que habían visto, pero nuevamente, tres rayos más impactaron en el suelo, pero esta vez no causaron daño algo, todo lo contrario, de ellos aparecieron unas extrañas figuras, parecían hombres, pero era mucho más robustos, sus armaduras parecían realmente pesadas, portaban unos escudos y unas armas, que nunca antes habían visto.


Un último rayo impactó, cuando el flash de luz se disipó, una extraña criatura montada por un hombre, como los otros que habían aparecido, surgió. La criatura parecía ser una especie de dragón pequeño, los hombres que aparecieron, no dudaron en lanzarse contra las fuerzas malignas, sus armas eran poderosas, infringen daño a muchos soldados, y terminaron los combate lo más rápido posible.


Más rayos comenzaron a caer donde parecían encontrarse el resto de los generales, eran más hombres de los que acababan de aparecer, pero estos llevaban alas., y no tardaron en retornar a los cielos, absorbidos esta vez por los rayos.

Aquellos que se encontraban con el resto de soldados se acercaron a todos e introduciéndoles en un círculo, que ellos habían creado, aquel que parecía el líder murmuró unas palabras y nuevamente un rayo cayó encima de ellos...

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